viernes, marzo 14, 2008

Estreno: Promesas del este, por Diego Niemetz

Fábulas: Cronemberg en robe de chambre

Cronemberg es un tipo raro. Alcanza con ver su foto para presentirlo. Nada que decir entonces al ver su filmografía, que incluye títulos memorables como La mosca o Festín desnudo, basado en la novela de William S. Burroughs. Un tipo raro que hace películas raras.

Y ahí vamos. Hace un par de años se estrenó Una historia violenta, basada en una novela gráfica, en la que un hombre común, viviendo en un pueblo mínimo, llevando una vida muy tranquila como dueño de una cafetería, se convertía en un héroe al detener un asalto. Ese acto de valentía lo obligaba, sin embargo, a redescubrir un pasado que tenía oculto y del cual se escondía, y lo arrastraba en una bacanal de crímenes, en un raid rambesco, en el que eliminaba a todos aquellos que lo perseguían para cobrarle viejas deudas de sangre. Era una película con muchas escenas de acción muy exageradas, poco creíbles, y en eso, según mi humilde opinión, estaba su gran mérito, estaba ahí, paradójicamente, su credibilidad. Era un cómic, pulp fiction en estado puro. Y le fue tan bien, tan bien, que de repente todos conocían a Cronemberg.

Así que el viejo bandido de David, se llenó de plata y después se la gastó toda. Fue entonces cuando se puso a pensar y se le ocurrió que lo mejor era tratar de aprovechar esa buena racha. Un domingo a la mañana, con un poco de resaca, pero envuelto en su robe de chambre de color rojo satinado y en medio de una epifanía, lo llamó al bueno de Vigo y le preguntó si le gustaría reincidir, y el chico hincha de San Lorenzo, le respondió que obvio. David tenía entre sus manos un guión que le había llegado tiempo atrás, uno de Steven Knight, que la pegó hace unos años con Negocios entrañables, dirigida por Stephen Frears, y que contaba la historia de los inmigrantes ilegales en Londres que caían en manos de bandas de traficantes de órganos que les ofrecían papeles a cambio de algún riñón y lindezas de ese estilo.

Así nació Promesas del Este.

Fábulas del cine: esta es una película de la mafia.

Quien se atreva a decir que esta es una película de mafiosos está simplificando las cosas. Porque una película de mafiosos es una en la que la gente practica la violencia cruda, en la que antiguos rencores provocan venganzas interminables que a su vez desembocan en venganzas interminables. Una película de mafiosos es una en la que un hombre cachetón le hace mandar una cabeza de caballo a otro o en la que lo acribillan a uno a la salida de la verdulería. Esta es una cosa distinta.

Es verdad, los matones están y está la rancia estructura sagrada en la que el peor malvado, le hace caso a su padre y lo llama “papá” con voz de nene asustado, en lugar de decirle “viejo” como corresponde a un grandote peludo que se anda cargando a amigos que difunden historias confusas sobre su sexualidad y que, quizás, son soplones de la policía. Está el fiel chofer, Vigo, que cumple funciones mucho más calificadas que la de manejar. Y está el Papá, que adora a sus nietas y les enseña a tocar el violín con un lagrimón a punto de piantársele y que tiene un lindo restaurante en el que prepara el mejor borstch del planeta, el gran líder que es benevolente y paternal con sus protegidos y que regentea toda clase de negocios ilegales, que van desde el contrabando hasta la prostitución.

Todo eso está. Y ya que es el caso de una de mafiosos rusos, están también los mafiosos rusos, tristes, melancólicos, borrachos, casi homosexuales mafiosos rusos. Tan varoniles, que andan todo el tiempo abrazándose borrachos y mirándose fijo a los ojos como para encajarse un buen chupón. Ahí están ellos, con sus tatuajes de catedrales abovedadas, de íconos católicos ortodoxos, con sus estrellas y sus rangos también tatuados.

Pero a pesar de ellos, de los mafiosos, no es una película de mafiosos. Y a pesar de que todo gire en torno al diario íntimo de una chica de 14 años raptada del este con promesas de prosperidad en el idílico occidente y obligada a prostituirse, tampoco es una película sobre el flagelo de la esclavitud sexual en los países civilizados.

Es una fábula, un cuento de ogros que trafican brandy y putas, de hadas que no pueden soportar la maldad y que persiguen la verdad, de hombres buenos y malos, de hombres y mujeres que se enamoran, de pasados que hay que pasar.

Es una historia de violencia, en la que las cosas no siempre son lo que parecen. Son Cronemberg y Mortensen filmando una película que ya hicieron, pero diferente. Es una película para ver, una película que está muy bien, una que dice: “soy una aventura estética, un comic, no pienses que soy un testimonio de nada”.

Ah, obvio, es también Naomi Watts, la enfermera Anna, descendiente de rusos pero que se salvó de la prostitución, la buena de Anna que quiere rescatar la memoria de Tatiana, salvar a la pequeña Cristina, la buena de Naomi, en moto y con unos jeans muy ajustados en los que se cifran muchas cosas. Muchas promesas, promesas del este.

FICHA TÉCNICA
TITULO ORIGINAL: Eastern promises
GENERO: Thriller
DIRECCION: David Cronenberg
GUION: Steven Knight
INTERPRETES: Viggo Mortensen, Naomi Watts, Vincent Cassel, Armin Mueller Stahl
FOTOGRAFIA: Peter Suschitzky
MUSICA: Howard Shore
MONTAJE: Ronald Sanders
ORIGEN: Inglaterra - Canadá - Estados Unidos (2007)
DURACION: 96 minutos
CALIFICACION: Prohibida para menores de 16 años
WEB: http://www.focusfeatures.com/easternpromises/
DISTRIBUIDORA: Distribution

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