viernes, abril 04, 2008

Lluvia, por Diego Niemetz

Aluvión

Es sabido que muchos artistas han sucumbido ante el peso de sí mismos. Han caído presos de su propio arte. Han escrito o dirigido (o ambos) su obra maestra y después se pasan la vida intentando superarla. Casi nunca lo logran y terminan siendo tristes reminiscencias de sí mismos.

Herencia, la opera prima (a propósito, ¿ha notado cómo nos gusta esa expresión en el mundillo del celuloide?: no se usa en ningún otro lado con tanta afición como entre los críticos de cine, casi todos estamos esperando que aparezca alguien nuevo para escribir en letras mayúsculas y grandilocuentes: “llegó el momento del estreno de la tan esperada OPERA PRIMA de...”, y cómo brillan y cómo reluce la sonrisa del novel artista al ser presentada entre clarines, o en Clarín, su opera prima), decía que Herencia, el film con el que Paula Hernández se largó al ruedo del cine nacional, fue un gran descubrimiento. Recuerdo que en los círculos intelectuales en los que me muevo (los críticos somos todos muy intelecto-dependientes) no se hablaba de otra cosa. Y fueron semanas de discutir los logros estéticos y narrativos de una película tan linda y tan interesante. La gran pregunta en esos elevados conciliábulos era si uno se la jugaría así por una minita. Eso fue allá por el dosmiluno y a la pregunta todavía no lo responde nadie. Es que los críticos somos muy desconfiados e indecisos.

Ahora Hernández vuelve con Lluvia que...¡ay, estoy por escribir una maldad, una obviedad repleta de perversión! Pero no, me voy a contener. Criticar una película no quiere decir darle rienda suelta al sarcasmo.

Lluvia, lamentablemente, no está a la altura de su predecesora.

Una mujer, Alma, (Valeria Bertucelli) viaja en su auto y en medio de un embotellamiento, bajo una lluvia torrencial, un desconocido (Ernesto Alterio) sube al vehículo imprevistamente. Es un español llamado Roberto que le pide que no lo delate. A partir de ese momento ambos irán estrechando el vínculo y revelando sus historias personales al otro. En el caso de ella, una crisis de pareja. En el de él, una difícil tarea que lo ha obligado a viajar a la Argentina y que lo enfrenta con ciertos aspectos no resueltos de su pasado.

Es una historia que podría resultar interesante, pero que cae en una serie de defectos de realización graves. Silencios injustificados e injustificables, incoherencias de guión, fallas en la continuidad de las secuencias, propagandas burdas (aunque efectivas: le juro que la próxima vez que vuelva a Buenos Aires voy a parar en “Hotel Dorado”...).

Y, volviendo un poco a lo que anotábamos al comienzo, no sólo la directora debe luchar con su pasado. Valeria Bertucelli parece condenada a hacer el mismo papel una y otra vez, y no es por ella que lo digo, es que los directores la obligan, van al supermercado de actores y le dicen al muchacho con la pechera de “estoy para ayudarlo”: -necesito una actriz que haga así, medio de autista, medio de fracasada, simpática y que fume mucho. Y entonces el chico le dice “próxima góndola a la derecha, Valeria Bertucelli se llama”.

Y Ernesto Alterio, bastante desconocido en la Argentina aunque ha participado en algunos films, parece estar a punto de gritar todo el tiempo “La puta que vale la pena estar vivo” y nosotros, un poco, queremos que lo haga porque es una especie de Héctor jovencito. Está luchando con su pasado de una manera similar a la del personaje que representa: lucha, en términos Bloomianos (esto lo digo para que se de cuenta de lo de la intelectualidad de los críticos), contra la mirada simbólica de su padre que lo ahoga: la angustia de las influencias no lo deja ser.

Una lluvia de verano le gusta a cualquiera. Se puede salir a la vereda, mirar para arriba y mojarse un poco la cara, abrir la boca y tomar agua, caminar abrazados... Ahora, si no para a tiempo y se convierte en aguacero, ahí ya hay una diferencia. Porque una cosa es una lluviecita refrescante y otra un tormentón, uno de esos diluvios insoportables que no paran nunca. Uno mira por la ventana y se le arruga la piel de sólo pensar en pisar la calle. Corre agua a mares, arrastra cosas y se mete adentro de la casa, y acá en Mendoza para colmo se tapan las acequias y todo es mucho peor.

Eso es lo que pasa con Lluvia: que al principio refresca un poco, pero al final hace agua por todos lados...uy, se me escapó el sarcasmo obvio.

Ficha Técnica
TITULO: Lluvia
TITULO ORIGINAL: Lluvia
GENERO: Drama
DIRECCION: Paula Hernández
GUION: Paula Hernández
INTERPRETES: Ernesto Alterio, Valeria Bertucelli
FOTOGRAFIA: Bill Nieto
MUSICA: Sebastián Escofet
MONTAJE: Rosario Suárez
ORIGEN: Argentina (2008)
DURACION: 110 minutos
CALIFICACION: SAM 13
WEB: http://www.lluvialapelicula.com/

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