viernes, septiembre 02, 2005

Charlie y la fábrica de chocolate

Título original: “Charlie and the chocolate factory”
País:
Estados Unidos / Año: 2005 / Duración: 1 hora y 55 mintuos.

Repaso. Se dice por ahí que “Charlie y la fábrica de chocolate” es el regreso glorioso de Tim Burton, el regreso a su cine mágico. Recordemos un poco sus trabajos:

Tim Burton suma 47 años y viene haciendo películas y cortos desde 1971 (cuando tenía sólo 13). Pero recién en los ’80 adquiere constancia su carrera profesional, que no se limita sólo a la dirección, sino que también se extiende exitosamente por el guión y la producción. Ya en aquellos años aparecen por primera vez los elementos que caracterizan sus películas y que se mantienen hasta hoy.

El extraño humor paranormal de “Beetlejuice” (1988); la oscuridad original de los personajes de su “Batman” (1989), intensificada en “Batman vuelve” (1992); la fantasía melancólica de “El joven manos de tijera” (1990) que, me atrevería a arriesgar, es el Burton que más gusta.

Después llegaron “Ed Wood” (1994), suerte de homenaje al cine clase B, sin descuidar sus personajes sombríos, y “Mars attacks!” (1996), donde deja relucir su mejor humor con una delirante parodia sobre las películas de invasiones extraterrestres. En 1999, la (para mi) fantástica “Sleepy Hollow: La leyenda del jinete sin cabeza”, impresionante adaptación del cuento que ya Disney había llevado al cine de animación en un imperdible corto de 1949 titulado “Las aventuras de Icabold”.

“El planeta de los simios” (2001) significó para muchos su caída, su desvío, el fin del Burton que amaban: en efecto, la película es un triste remake en el ni siquiera asoma uno de los elementos de sus historias que fascinaron al público: magia, melancolía, nostalgia, personajes excéntricos -oscuros pero siempre de algún modo entrañables-, humor delirante y oportuno, mundos de fantasía, viajes por los lugares más recónditos de la imaginación.

En el 2003 llega “El gran pez”, que es para mí su mejor película: combinación perfecta de sus mundos de fantasía y las vicisitudes de la realidad. De las mejores películas que he visto.

Y así llegamos al estreno que nos convoca, no sin dejar de mencionar que también ha transitado con éxito por el cine de animación, ya sea como director, productor o guionista: “Vincent” (1982), “El extraño mundo de Jack” (1993), “Jim y el durazno gigante” (1996) dejan ver su nombre en los créditos, como prontamente lo haremos en el estreno de “El cadáver de la novia”.

Hasta aquí hemos enumerado películas y elementos constantes en la filmografía de Burton, como lo son también algunas de las personas con las que trabaja: Johnny Depp, Danny Elfman (el compositor de la música de “Los Simpsons”) y recientemente Helena Bonham Carter, su pareja.

Confesión. En mi opinión, el Burton que todos aman no ha regresado, porque nunca se fue. Sí, tal vez se desvió un poco con los simios, pero esto no cuenta sino como un simple tropiezo que no dejó secuelas. Tim Burton está intacto y en su mejor momento: el paso del tiempo ha mejorado su trabajo y embellecido su mundo.

Golosina. Abramos ahora las inmensas y pesadas puertas de este nuevo mundo que nos regala Burton, envuelto en papel de colores. “Charlie y la fábrica de chocolate” es la segunda adaptación (la primera es de 1971 y se convirtió en una película de culto para cinéfilos, aunque algo difícil de conseguir por estos tiempos) del libro homónimo de Roald Dahl (también autor de “Jim y el durazno gigante”, “Matilda”, “Las brujas” también llevadas al cine).

La historia es la de un excéntrico maestro chocolatero, Willy Wonka (Johnny Depp, una vez más -y cada vez más- excelente), y su misteriosa fábrica de golosinas a la que desde hace tiempo nadie entra a trabajar pero de la que salen chocolates deliciosos. Y también la de Charlie Bucket (Freddie Highmore, ya lo vimos este año haciendo llorar a todos en “Descubriendo el País de Nunca Jamás”), un niño que vive junto a sus padres y sus cuatro abuelos en la ciudad coronada por la fábrica de Wonka. Se trata de una familia humilde de cuento de hadas, de valores saludables y hábitos generosos (comparten hasta la cama), haciendo equilibrio en la cornisa de la pobreza.

Para sorpresa y deleite de los Bucket, cierto día Willy Wonka decide invitar a cinco chicos de todo el mundo a conocer los secretos de su fábrica. Claro que en este mundo tampoco nada es gratis y para ser uno de los elegidos hay que encontrar el ticket dorado en uno de los chocolates Wonka.

Los afortunados serán: un gordinflón hijo de rechonchos adicto al chocolate; una niña rica caprichosa y consentida que piensa que todo lo puede comprar; otra niña que, siguiendo a su competitiva, blonda y exitosa madre porrista, quiere demostrar a como de lugar que es mejor que todos los demás; un pequeño geniecillo de mente malévola, fanático de la televisión y lo videojuegos. Y por supuesto, Charlie.

La visita al mundo de Wonka es indescriptible y de nada serviría que yo siquiera intentara una aproximación. No sólo porque prefiero no arruinar sorpresas, sino porque los mundos de celuloide de Tim Burton están hechos para saborear en el cine: Wonka hace las veces de guía de turistas de sus visitantes y de todo el público de la sala, en un paseo asombroso por su universo de engolosinada y extraña fantasía, recubierto por una sutil capa de un humor oscuro y definitivamente aleccionador.

Conclusión. La nueva película de Burton, una fábula con moraleja sobre las relaciones entre padres e hijos y lo que verdaderamente nos engrandece como personas, tiene todos los elementos que nos deslumbraron hace más de 15 años y que han llegado de manera inmejorable hasta aquí -incluso Danny Elfman, que se luce en un delirio musical sin precedentes-.

Queja. Molesta que haya llegado a las salas de los multicines de Mendoza con un mes de retraso en relación a Buenos Aires; pero enoja aún más que sólo hayan llegado copias dobladas al español, que le quitan atractivo a la película (principalmente a las canciones) y que no hacen más que confirmar una vez más que no importamos al mercado cinematográfico.

Calificación: 4 Nanitos.


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