domingo, abril 27, 2008

Tropa de Elite

TITULO ORIGINAL: Tropa de elite

GENERO: Drama - Acción
DIRECCION: José Padilha
GUION: Braulio Mantovani
INTERPRETES: Wagner Moura, Caio Junqueira, André Ramiro, Milhem Cortaz, Fernanda Machado
FOTOGRAFIA: Lula Carvalho
MUSICA: Pedro Bromfman
MONTAJE: Daniel Rezende
ORIGEN: Brasil (2007)
DURACION: 115 minutos
CALIFICACION: Apta para mayores de 16 años con reservas
WEB: http://www.tropadeeliteofilme.com.br/


Dios juega a los dadinhios con el Universo

Zé Pequeno, Mané Galinha, Dadinho son nombres que quedaron en mi memoria. Están ahí, en algún lugar, amontonados entre miles, luchando, fagocitándose entre ellos (es una favela de nombres): no quieren ser obligados a traspasar en el alambrado electrificado que separa al recuerdo del olvido, entienden que una vez del otro lado es difícil volver.

Pero, aunque ellos no lo sepan, por ahora están a salvo. Amo esos nombres porque son una historia o, mejor dicho, me cuentan una historia. Son un juego, son “dadinhios” que revoleo con un vaso forrado en terciopelo verde y que al caer me hablan de muchas maneras. Son fantasías muchas veces melancólicas y brutales pero también alegres y llenas de vida: un chico que conoce a una chica, un chico que saca fotos, uno que se tiñe el pelo, uno que se acuesta con la mujer del vecino, otro que se mete a un telo y revienta a todos por el placer de verlos reventar. Y así sucesivamente.

Eso sí, lo que pasa es que una vez que empiezo a jugar con los daditos no puedo parar tan fácil, me envicio, y al rato las historias me traspasan, me arrancan del idilio, de la anécdota trivial y me ponen serio y reflexivo (y dicen que cuando pasa eso se me marca una vena azul en la frente y que me veo muy viejo): los daditos se ponen violentos y se disparan entre ellos, y los nombres terminan siendo chapas agujereadas. Tienen armas superpotentes y no les importa nada, absolutamente nada.

Hay una impunidad total en la favela de Fernando Meirelles (o en el libro de Paulo Lins) y eso es lo interesante, lo atractivo. Lo mismo que en La naranja mecánica, la violencia simplemente está ahí, no importa por qué. Lo que sí importa es que se pueden contar historias a partir de ella, historias que la suspenden, la anulan, y que tienen la virtud de dejar los informes burocráticos y las noticias policiales y la moral para después.

Vigilar y Castigar

Tropa de Elite empieza diferente, con un cartelito aprobado por la psicología social y que dice que las personas vienen determinadas por el contexto en el que se desenvuelven. Y después de eso larga la historia, que es la de un grupo de policías que pertenecen a un batallón especial de lucha contra el narcotráfico (BOPE): son hombres rudos, temibles, que utilizan la insignia de una calavera y que combaten a otros hombres rudos. Justamente el problema que se nos planteará a lo largo del film es qué grupo de hombres es el más rudo e impiadoso. Dos amigos y oficiales novatos, y un alto oficial de la BOPE son los protagonistas. Los dos primeros, llamados Neto y Matías, en su camino hacia la fuerza especial, el otro, Nascimento, en su camino de salida.

En la película hay dos grupos de “encargados del orden” (canas, bah): los corruptos y los de la BOPE, que vienen a ser algo así como un paradigma de rectitud. Pero siguiendo el proceso de Neto y Matías asistimos a una suerte de lección magistral (incluida, además, poco sutilmente en la trama mediante la representación de una clase universitaria en la que se discuten pasajes de Vigilar y Castigar) que se encarga de demostrar que esa representación está truncada y que solamente sirve para permitirles, en el caso de la policía corrupta, realizar tranquilamente sus operaciones ilegales (son narcos con uniformes...todos narcos) y, en el caso de los efectivos de la BOPE, asesinar a mansalva a los “delincuentes” exhibiendo métodos tan brutales e inhumanos que nos hacen pensar hasta qué punto esos animales representan al Estado...la respuesta podría ser que lo representan perfectamente (tan bien como los corruptos).

Pero en la película están también los chicos de clase media y alta, universitarios, que opinan que la policía está toda podrida, que es una institución represora (¡no diga, che!) y que tienen buenas intenciones: quieren ayudar a la gente de la favela...pero también son los principales consumidores de mercadería, con lo que cierran y realimentan este espantoso círculo vicioso (que debería llamarse círculo adictivo, del que además participan, aunque indirectamente los mismos BOPE, que sufren tantas presiones que tienen que pichicatearse con psicotrópicos: drogas legales y nuevamente el Estado y su poder represor de decir qué es legal y qué no).

Las escenas de acción están muy bien hechas y todo es muy armonioso en lo que a realización y actuación se refiere. Pero en lo que no cierra es en ese machacar con la idea, que la clase universitaria, que los policías corruptos, que los otros bestias súper entrenados, que los narcos. No es entonces que la película sea mala o que sea aburrida, pero deja gusto a moralina, a vigilar y castigar al espectador y al fin no se entiende bien qué es lo que quiere.

Y ya que estamos, volviendo un poco a Ciudad de Dios (¿no dicen que algún día todos estaremos en Su seno divino?), al DVD, a los extras del DVD de Ciudad de Dios, hay allí un documental en el que se trata el conflicto de la droga en las favelas. Debo decir que de hecho algunas secuencias de Tropa de Elite parecen salidas de ese documental (¿o al revés? y en esta respuesta crucial puede residir todo el mérito de Tropa de Elite). Justicia poética que le dicen.

Y por eso yo me pongo a jugar con mis daditos, que son los mismos que usó Dios para crear el universo y, por supuesto su ciudad, la Ciudad de Dios.

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