lunes, octubre 24, 2005

El visitador de salas

Seguimos creciendo y ya son dos nuestros preciados colaboradores. Se trata de Nicolas Voloschin, que no teme confesarse hereje del celuloide. ¿Qué lo trae por estos pagos entonces? Propone contarnos -en varias entregas- sobre su pasión por los rituales que envuelven el mundo del séptimo arte. Por tales motivos hemos dado en llamar "Cinefilia pagana" a la sección que hoy se inaugura.

El visitador de salas.

Por
Nicolas Voloschin

Durante años me declaré como un amante del cine, “Me encanta el cine” decía, una gran salida era armar un pequeño grupo, al menos de mí y mis circunstancias como excusa para ir a ver algo. Sí, “algo”, no era fundamental saber qué es lo que se exhibía para visitar una sala. Este gusto y los años me hicieron conocedor de varias opciones y circuitos. Poco a poco fui agudizando la vista, no sólo porque ya no veía igual que antes, si no también para entender lo que es el guión, la historia, los diálogos, las actuaciones, la dirección en todas o muchas de sus formas, la edición, el montaje e incluso llegué a tener algunos actores favoritos. No voy a decir que era un erudito, pero se me consideró una referencia en varias conversaciones sobre el tema, qué actor era ese o quién dirigió tal cosa después de filmar la primera parte de tal otra. Finalmente años de ritual asistencia a los martes y miércoles económicos, rendían su fruto.


También fue importante la visita a las salas en vacaciones y lugares exóticos ¿Cómo serán los cines en el trópico, el desierto, los pueblos u otras ciudades? No fue muy fructífera mi expedición, pero di con algunas experiencias interesantes.

Siempre me gustó el cine y es un gusto compartido con mucha gente. Grandes compañeros de largas noches, que usábamos la cinematografía como excusa perfecta para encontrarnos, vernos, acompañarnos en silencio y conversar hasta cualquier hora por buena o mala que resultara la cinta.

Así poco a poco, conociendo me di cuenta de lo que me gustaba y quién era, cinematográficamente hablando. No era un Inquieto Buscador de Rarezas, mi hobbie no consistía en buscar durante horas en internet o los libros, nuevos títulos extraños, para comentar películas imposibles de conseguir o que nunca fueron vistas. Tampoco estaba Casado, ni Comprometido, ni nada, con tal o cual director, línea estética o género. No me sabía de memoria la filmografía de ningún actor y menos aun de algún director, ni hablar de sonido, escenografías y afines. Me di cuenta también que tenía una seria dificultad para nombrar mis películas favoritas, todo estaba sujeto al contexto, amo tanto “Perfume de Mujer”, “El ciudadano Kane”, “Corazón Valiente”, “Alguien tiene que ceder” o “Los bañeros más locos del mundo”, cada cual en su categoría pero todas me parecen geniales a su manera y en su momento. Verugo Carámbula, Emilio Disi, Mel Gibson y Al Pacino. Noté en varias oportunidades la limitación de mis conocimientos, como así también la escasa cantidad de los mismos.

Ese fue el momento para hacer un llamado a mi cámara subjetiva interna, ver qué es lo que sucedía, llegar al fondo de esto, la definición de mi personaje en esta película de cinéfilos. Afortunadamente, llegué a un final feliz.

A mi no me gusta el cine en verdad, sino más bien ir a verlo, la experiencia de la salida y las salas oscuras, pagar tu entrada, ver la cartelera, las sinopsis, el paso obligado o no por la confitería, eso es lo mío, allí está mi placer. Soy un Visitador de Salas, por donde se me mire; y uno muy orgulloso.

Ya lo habrán notado, pero valga la aclaración para no dejar ninguna duda, ver las películas es una consecuencia casi inevitable.

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