miércoles, diciembre 14, 2005

Dónde sentarse

Por Nicolas Voloschin

Habitualmente llego a la sala con las luces encendidas, muy distinto hacerlo con ellas apagadas, ese es otro tema.

Al entrar estoy expuesto y soy extraño entre tantos otros, tan extranjeros de mi vidas como yo de las de ellos. Pero aquellos que llegaron antes juegan con ventaja.

En primer lugar los protege esa fortaleza en la cual son emperadores, la butaca seleccionada. No son un pueblo nómada como yo, si no toda una civilización desarrollada. Quién dice, tal vez en varios años sean Machu Pichu o las pirámides de Egipto. Seguros de sí mismos y su lugar en este mundo, al menos por esa hora y media que dura la película. Diferente es mi situación, que me hallo sumergido en un mar de dudas, y lo peor de todo, desconozco cualquier tipo de agricultura.

Recorro las caras, casi como si fueran los mismos asientos, digo casi, porque nunca me sentaría en una cara; por más vacía que esta se me haga. Tampoco muy cerca como para reconocer su alegría o desazón. Se que dentro de poco compartiremos la intimidad de estar en silencio y sin luz, pero que sea de lejos, una butaca mínimo, suficiente intimidad para tener con desconocidos.

A fuerza de recorrer una y otra vez estos parajes, se de varios imperios que se extienden a lo largo de las salas y los días. He logrado reconocer una zona que es deseada por ellos. Un lugar en donde las cosechas son más abundantes. Aquellos lugares que permiten disfrutar totalmente del Sistema Dolby Digital, allí donde el universo es acompañado a la perfección con sonidos que vienen de una y otra dirección. Al menos eso debería ser según el manual. Habitualmente al centro de las filas y justo en la que queda definida por el par de parlantes del medio de la serie que cuelga de la pared. Coincidente con el lugar central en relación a la pantalla, allí debe colocarse la Pirámide del Sol y de la Luna o su templo según sea.

Las variaciones en relación a esta ubicación implican algunas complicaciones. Si estoy muy cerca no disfruto suficiente del sonido y las imágenes tienden a deformarse porque comienzo a verlas desde abajo. Se suma a esto que debemos comenzar a mover la cabeza para leer los subtítulos. Si por el contrario estoy muy lejos, pierdo totalmente el goce del sonido y ni hablar de las imágenes que quedan en un marco negro horrible de vacío, cortinas y salidas de emergencia. Por lo que, créanme, los imperios se colocan donde lo hacen por una buena razón, hay agua dulce, están protegidos y las películas se disfrutan mejor.

No por esto llego horas más temprano, no es una obsesión; tampoco porque los cines no permiten que ingrese antes de 20 o 25 minutos del comienzo del filme. Ese es el tiempo, nada puedo hacer. Pero es el necesario para ser imperio y preguntar en voz baja, con mi mejor cara de butaca vacía, ¿y gil, ahora dónde te vas a sentar?

1 Comments:

At jueves, 22 diciembre, 2005, Anonymous Anónimo said...

No olvidéis que algunos cines ya nos obligan (aunque para algunos que conozco es un beneficio...) a hacer este análisis territorial ANTES de entrar, desde una pantalla como mapa poco definido. Acá perdemos las caras pero una vez dentro no hay vez que no genere lucha de poderes entre recién llegados y ocupas distraídos e incluso malintencionados "no me di cuenta".

 

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